martes, 14 de agosto de 2007

Mi vida cambió el día que me convertí en madre especial. Desde entonces soy otra, mi vida es otra. Mi vida no cambió el día en que me convertí en madre especial, mi vida terminó y nací de nuevo. Comencé mi nueva vida hace 6 años. Sólo tengo 6 años. Seis años llenos de angustias, pequeñas alegrías, grandísimas penas, mucha impotencia, desesperación a veces. Seis años en los que no pasa un día sin llorar, unas veces de pena, otras de rabia, otras de impotencia, otras de no saber como terminar con tanta injusticia. Otras lloro por ver como mi hijo lo soporta todo estoicamente, o eso aparenta. Aunque sé que lleva la procesión por dentro. ¿Por qué mi hijo no puede ser feliz?. Hay días, como hoy, que no puedo más, que no lo soporto. No puedo con esto. Estoy odiando a los demás niños por el mal que le hacen. Odio a todos sus compañeros de clase, a casi todos los niños del colegio, por lo mal que le tratan. Le hacen tantas faenas que me muero de ganas de vengarme de ellos. De momento la venganza es conseguir que mi hijo vaya sacando muy buenas notas. Espero que algún día se pueda él reir de todos los que se rien de él ahora. Pero mi deseo de venganza es tan grande. Tan grande, que entiendo perfectamente que de vez en cuando algún chico coja un arma y se líe a tiros con los compañeros del colegio.

Seis años sufriendo la injusticia en donde más me duele, en mi hijo. Me sobra el mundo, me sobra todo el mundo. Os podríais ir todos a hacer puñetas y quedarme sólo con mis hijos y poquita gente más. Con los dedos de la mano puedo contar a la gente que salvaría. Y entonces mi hijo sería felíz y yo también. Porque mi hijo no es el que tiene el problema, el problema lo teneis todos los demás. Mi hijo es superior al resto en tantos aspectos.. es más inteligente, más auténtico, más racional, más sincero, más bueno, más noble.. es el hijo perfecto. El amigo perfecto, fiel, discreto... pero ¡no! los neurotípicos no le dan ninguna oportunidad. Sólo se dedican a hacerle faenas, a reirse de él, de su ingenuidad y su bondad, a amargarle la vida. A que con 10 años esté harto ya de tomar antidepresivos porque le maltratan en el colegio. A estar siempre sólo entre los niños, aguantando las mofas y vejaciones.

Mi hijo, mi vida, tiene síndrome de Ásperger. Mañana regresa de un campamento scout en el que lleva 15 días y en el que le habrán hecho de todo. Pero la única manera que encuentro de que se relacione con otros niños de su edad es metiéndolo en grupos de este tipo. Miedo me da cuando empiece a contarme cosas. Mi niño. Mi vida. ¿Por qué es tan injusto todo? ¿Por qué mi hijo tiene y va a tener que sufrir tanto?. Es un encanto de niño, educado, culto, y bueno, inocente. Por eso abusan de él de esta manera. Y mi otro hijo, más pequeño, sufriendo de ver cómo maltratan a su hermano, se está haciendo un niño tímido, con un exacerbado sentido del ridículo y tampoco está teniendo una infancia feliz.

Iré escribiendo aquí cosas y cosas, porque me viene bien contarlo y no se lo puedo contar a nadie y el anonimato parece que está garantizado aquí.